El 18 de Agosto de 2017 los diputados finalmente prohibieron sin ninguna excepción el matrimonio de menores de edad en Guatemala y en El Salvador. Antes se permitÃa el matrimonio de niños mayores de 16 años, y niñas de 14 (notar que la libertad de las niñas era arrebatada dos años antes que la de los niños) con autorización previa de los padres de familia.* Son organizaciones feministas y sociales las que presionaron al congreso para modernizar la ley y con ella proteger la infancia. Es por feministas agresivas, histéricas que hoy en dÃa las mujeres tenemos una posición de de decidir sobre nuestros cuerpos y lo que hacemos con ellos. Sin feministas luchadoras velando por la igualdad de género no estarÃamos donde lo estamos.
Entre un grupo de amigos se discutÃa la relevancia del movimiento organizado feminista teniendo causas más importantes que defender en Guatemala. Mi contra argumento es que no son diferentes causas cuando el objetivo es el mismo. Lo que se quiere llegar es la libertad de los individuos, ya sea la libertad de los trabajadores en el capitalismo o la libertad de poder hacer y decir sin importar nuestro género. Además, todas estas luchas están profundamente relacionadas. Los agentes opresores de estas causas operan bajo los mismos poderes sociales e instituciones jerárquicas. Nuestra lucha es unánime y trabajando juntos podemos alcanzar una sociedad en donde todos los individuos tengan el poder de gozar los mismos derechos. Afortunadamente nos sentimos más identificados con unos movimiento sociales más que otros, y esto esta bien. Para mi, la lucha feminista ha sido algo muy personal, pero lo personal es polÃtico. No podrÃamos unirnos a ninguna revolución siendo subordinadas, y para contribuir a mi sociedad de una manera activa de primero tengo que emanciparme.
He oÃdo mencionar también que llamarse feminista viene de un lugar con mucho privilegio y que si alguien quiere ser feminista que lo haga con acciones y no con palabras. De que sirve hacerte llamar feminista si aún vives acomplejada. Por otro lado, hay julietas admirables que rompen con todos los parámetros y viven una vida auténtica e independiente que no necesariamente se hacen llamar feministas. Claro, estoy de acuerdo con eso. Todas somos feministas, fuimos etiquetadas con el género femenino, ¿no es asÃ? Haciendo visible y poniéndole nombre al imaginario social construido por nuestra sociedad y las puñaladas en la espalda que este nos trae, puede llegar a ser una revelación poderosa, tal y como lo fue conmigo. Esto es un tema filosófico de ¿será que de lo teórico se aprende el comportamiento, o es con el comportamiento que se hace entender lo teórico? PodrÃamos pasar horas discutiendo sin llegar a un fin. Lo que quiero decir es que esta bien. No estoy aquà para dictar el grado feminista de nadie, ni deberÃa ser competencia. Cada quién tiene su propio proceso de aprendizaje, y si les quisiera decir algo es que se activen de la manera que piensen necesaria. Si no están de acuerdo con algo, abran la boca. Me parece genial que aprendan y cuestionen, pero no sirve de nada si no lo aplicamos, si no lo compartimos, si no colaboramos en contribuir y dejarle algo a nuestra sociedad. Por mi lado estoy aprendiendo a tener conversaciones diplomáticas sin dejar que mis pasiones me pongan a la defensiva. Les cuento que tal me va.
*También notar como el consentimiento de estos matrimonios lo dan los padres y no los niños, por lo tanto podrÃan ser proclamados como violaciones. Es interesante ver en estos casos tan explÃcitos como los padres de familia disponen del futuro de sus hijos según mejor les convenga a ellos. Esto aún se vive en nuestra sociedad pero de maneras más implÃcitas.