top of page

Introducción al feminismo interseccional


Hemos hablado antes sobre como existen varias categorías dentro del feminismo. Así como la lucha feminista de una mujer lesbiana, no es la misma de una mujer heterosexual; la lucha de una mujer ladina, no integra por completo la de una mujer indígena. A esto se le llama feminismo interseccional. Esta incorpora todos los aspectos de nuestra sociedad que son usados para clasificarnos, y con ello construir una jerarquía: género, raza, sexualidad, edad, capacidades, nivel socioeconómico etc. Todas nos encontramos en diferentes intersecciones de estos elementos, que luego nos configuran en identidades con múltiples dimensiones. Por lo tanto, la manera en la que todas vivimos opresión no siempre es la misma.

El concepto de la identidad interseccional fue concebida por Kimberle Crenshaw en 1989, justo después de la segunda ola del feminismo. Los movimientos socio-políticos que se basan en la búsqueda de una identidad común firme (ser mujer, ser negro, o ser gay) buscan la integración con la sociedad por medio de la visibilización. Sin embargo, al luchar por una imagen homogénea, se ignoran las diferencias de opresiones en el conjunto del grupo. Por lo tanto, dejan de sentirse representadas en su lucha, y terminan por rechazar el movimiento como propio.

Teniendo en cuenta las diferentes intersecciones que atraviesan a una persona, podemos reflexionar sobre el tipo de privilegio que contamos mientras la otras no. Yo puedo escoger no usar mis privilegios, sin embargo están a mi disposición cuando me convengan, lo que me convierte en un agente opresor.

Habiendo establecido lo anterior, quisiera tocar el tema controversial de “María Chula”. Para los que no se enteraron, María Chula solía ser el nombre de una marca de moda que vendía ropa con detalles de tejidos artesanales, hasta que CODISRA (Comisión Presidencial contra la Discriminación y Racismo) hizo llamar la atención a que el nombre tenía una connotación despectiva hacia las mujeres indígenas (ya saben, el famoso estereotipo extranjero que las latinas nos llamamos “Marias"). La propietaria, quien también se llama María, hizo una disculpa pública y retiro el nombre del establecimiento. Dudo que María Andrea Flores, la propietaria, usara el nombre intencionalmente discriminatorio, sin embargo existe un contexto sobre el uso de este nombre que no fue tomado en cuenta. Es nuestra responsabilidad tomar en cuenta la diferencia de significado que tiene el contexto simbólico dependiendo la intersección en la que nos situemos. Si se sabe que “María” es un nombre que es usado para tomarnos del pelo en el extranjero, para que usarlo ¿me pregunto yo? Es una lástima que su negocio se vio afectado por mala publicidad, pero cualquier humor usado a costa de alguien, no es humor. Tal vez lo mejor, para evitar una vergüenza pública, hubiera sido que CODISRA se acercara a Maria Andrea en privado para resaltar la inquietud. Probablemente Maria Andrea hubiera preferido ahorrarse el escándalo.

Antes de negar sistemáticamente que somos racistas, debemos tomar la responsabilidad y ser capaces de aceptar que el punto de vista de alguien más pueda ser válido a la hora de señalarnos de una conducta racista. Esto se aplica también a la discriminación de género. Este es el argumento que uso en contra de los romeos cuando dicen que el feminismo no es necesario porque el machismo ya fue superado. ¿Cómo puedes asumir que no existe machismo si jamás has sido víctima directa de el? Si no te encuentras en la misma intersección que la persona discriminada, jamás podrás asumir que sientes lo mismo que ella. Simplemente no se puede arreglar un problema que no se puede ver.

Esta red de intersecciones también procura un feminismo autocrítico, en donde todo puede ser debatido, hasta las prácticas que se realizan en la lucha de la igualdad de género. Esto nos invita a tener una consciencia más elevada en cualquier clase de movimiento social con el objetivo de incentivar una responsabilidad respetuosa ante todos los integrantes. Se trata de ampliar el marco hasta que todos se sientan integrados en su totalidad.

Nuestras experiencias son limitadas, por lo tanto, nuestra capacidad de sentir empatía por otras personas no puede ser reducida a nuestra experiencia, o la de nuestras amigas. Parecemos ser más afectadas cuando es a nuestra comunidad a quien violentan, pero no podemos permitir eso. Nuestra sonoridad se debe expandir hacia todas las julietas.


bottom of page